21 de abril – Día mundial de la concientización sobre la Leucemia Mieloide Aguda (LMA)

Leucemia Mieloide Aguda: el diagnóstico temprano y un rápido acceso al
tratamiento son clave para el abordaje de la enfermedad.
Es un tipo de cáncer poco frecuente, que afecta la médula ósea, el órgano encargado de producir la sangre. Este tipo de leucemia es más frecuente en el adulto mayor de 65 años. Es importante reconocer los síntomas tempranamente, buscar atención médica inmediata y comenzar el tratamiento lo antes posible.

El 21 de abril se conmemora el día mundial de la concientización sobre la Leucemia Mieloide
Aguda (LMA).  La fecha fue establecida con el objetivo de visibilizar la enfermedad y destacar la importancia de un diagnóstico precoz y del rápido acceso al tratamiento que el médico indique.

La presidenta de la Sociedad de Hematología del Uruguay, Dra. Virginia Costa, sostuvo que, “si
bien la Leucemia Mieloblástica Aguda no es prevenible, se debe prestar especial atención a
potenciales síntomas y acudir al médico lo antes posible ya que esto puede ayudar a acelerar el diagnóstico”.

La leucemia es una enfermedad oncohematológica que se puede detectar de forma rápida con
un hemograma, donde se observan niveles elevados de glóbulos blancos. Aunque es grave,
gracias a la investigación activa se han incorporado nuevos estudios diagnósticos y nuevas
terapias que abren más posibilidades para los pacientes.

La mayoría de las personas afectadas por esta enfermedad son mayores de 65 años, aunque
también existen formas que se presentan en edades pediátricas y en adultos jóvenes. La
leucemia afecta a las células encargadas de producir los glóbulos blancos, rojos y las plaquetas,
lo que ocasiona una alteración y un crecimiento incontrolado de células leucémicas en la médula  ósea.

Síntomas y diagnóstico

Aunque la ciencia ha avanzado mucho en la investigación de la leucemia mieloide aguda, todavía  se desconoce su causa exacta. Sin embargo, se han identificado algunos factores que pueden aumentar las posibilidades de desarrollar esta enfermedad, como la exposición a altas dosis de radiación y/o quimioterapia en tratamientos anteriores.

La leucemia mieloide aguda tiene una evolución rápida y el tiempo entre la aparición de los
primeros síntomas y el diagnóstico suele ser muy corto. Los síntomas generales incluyen fatiga,
debilidad, mareos, palidez, petequias, sangrado por las encías, la nariz u otros sitios, fiebre e
infección.
“El diagnóstico se realiza a través del estudio de la sangre y la médula ósea. Esto incluye un
hemograma y estudios citológicos que permiten observar las células leucémicas al microscopio.  A su vez, se han incorporado los estudios moleculares (genómicos) que permiten identificar  subtipos de la enfermedad con diferentes pronósticos y que abren la posibilidad de nuevos  tratamientos. De esta manera, se puede obtener información más precisa sobre la enfermedad y adaptar el tratamiento de manera más personalizada”, agregó Costa.

Tratamientos disponibles
Existen cuatro tipos de tratamientos estándar para la leucemia mieloide aguda: soporte con
transfusiones, quimioterapia, trasplante de médula ósea y terapias dirigidas. El tratamiento
adecuado para cada paciente dependerá del subtipo de la enfermedad, la edad, el estado
general del paciente y la respuesta al tratamiento inicial.
“En la actualidad se está avanzando en el desarrollo de nuevos tratamientos y hoy hay muchos
fármacos innovadores que no son quimioterapia. La medicina de precisión se está convirtiendo
en una herramienta importante para adaptar los tratamientos de la leucemia al perfil molecular de cada paciente. Este enfoque personalizado ha llevado a la necesidad de estudiar múltiples genes a la vez, lo que se está llevando a cabo en muchos centros médicos de referencia a nivel mundial y también en Uruguay», señaló Costa.

En el caso de pacientes jóvenes o de aquellos que toleran bien la quimioterapia, se busca lograr la remisión completa y prevenir la recaída. Mientras que en pacientes de mayor edad o con otras afecciones de base que no permiten tratamientos intensivos, con las nuevas terapias dirigidas hoy es posible mejorar los síntomas, la calidad de vida y prolongar la supervivencia.
En Uruguay, los prestadores de salud disponen de la mayoría de los agentes quimioterapéuticos  convencionales, y los tratamientos para los pacientes que no son candidatos a quimioterapia están cubiertos por el Fondo Nacional de Recursos.