El Mercosur y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por sus siglas en inglés) firmaron este martes el acuerdo de libre comercio entre ambas partes.
Las negociaciones llevaron ocho años para un pacto comercial que impactará en dos bloques regionales de cerca de 300 millones de personas.
La firma se dio en Río de Janeiro, Brasil, presidente pro tempore del grupo sudamericano. «En medio de un mundo en incertidumbre estamos dando una prueba de que es posible fortalecer el multilateralismo y el libre comercio», dijo el vicepresidente de ese país, Geraldo Alckmin, en la ceremonia.
Por su parte, el canciller uruguayo, Mario Lubetkin, aseguró que el país “se congratula y celebra este histórico acuerdo”.
“Constituye un resultado que esperemos vaya más allá de eso y se transforme en una verdadera alianza estratégica”, expresó el ministro de Relaciones Exteriores sobre el pacto comercial.
Así, aseguró que para Uruguay eran una “prioridad” las negociaciones para alcanzar este acuerdo.
“En un mundo donde, desafortunadamente, en los conflictos geopolíticos se están erosionando las reglas multilaterales de larga data para el comercio internacional […], la firma de este acuerdo es un testimonio de que la cooperación, el diálogo, el comercio basado en reglas es muy importante para el Mercosur y el EFTA”, recalcó Lubetkin durante su alocución.
De todas formas, reparó en que aún hay que “trabajar mucho” antes de la entrada en vigor pleno del acuerdo. “Mientras tanto tendremos diálogo con nuestros parlamentos nacionales para concretar la ratificación legislativa y deberemos intercambiar y dialogar con nuestras empresas, ciudadanos, sociedad civil y otros actores sobre los beneficios indiscutibles de este acuerdo”, aseveró.
Dicho proceso de discusión parlamentaria de cada país puede extenderse hasta finales de 2026 o incluso por tiempo indeterminado; sin embargo, entrará en vigor de forma bilateral entre cada nación a medida que se aprueben las ratificaciones.
“Uruguay reconfirma su compromiso y apoyo hacia el cumplimiento de estos objetivos compartidos, que finalmente será el beneficio de los ciudadanos de cada uno de nuestros países”, sentenció el canciller.
A continuación, su discurso:
En detalle
Los países que conforman ambos bloques —Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein, en el caso de la EFTA— representan un PIB combinado de más de US$ 4,3 billones. Con el tratado, se beneficiará más del 97 % de las exportaciones de ambos bloques, lo que, según las partes, se traducirá en un incremento del comercio bilateral y ventajas para empresas e individuos.
Entre los apartes del acuerdo se pactó que, una vez entre en vigor el tratado, la EFTA eliminará el 100% de los aranceles de importación sobre los productos de los sectores industrial y pesquero procedentes del Mercosur. También se comprometió a otorgar inmediatamente preferencias arancelarias, contingentes libres de aranceles o liberalización total para una amplia gama de productos agrícolas claves para el Mercosur, como café, carnes de vacuno, ave y cerdo, etanol y vino.
Por su parte, el bloque sudamericano tendrá un plazo de 15 años para concluir un proceso gradual de reducciones arancelarias sobre la mayoría de las importaciones de los productos industriales de los nuevos socios europeos.
El tratado abarcará el comercio de bienes y servicios, inversiones, propiedad intelectual, compras públicas, competencia, reglas de origen, defensa comercial, medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio, asuntos legales y solución de controversias, e incluirá un capítulo de comercio y desarrollo sostenible.
En 2024, el Mercosur exportó bienes a la EFTA por US$ 3.373 millones e importó productos por US$ 3.824 millones, con Suiza como principal socio comercial.
Con información de EFE